jueves, 29 de octubre de 2009

fiorella.

Pedro mira el reloj de agujas. No entiende para qué sirve pero sabe que el ruidito del segundero viene de ahì. Tampoco sabe lo lindo que es su nombre. Pedro. Tiene fuerza y es corto. Masculino y de fácil recordación. Original y común al mismo tiempo. Tus papás la tienen clara, Pedro. Julieta es una reina y lo sabe. Del uno al diez la envidio un siete. Duerme como una gata al sol y Pedro le toca la panza con esa mano de empanada mal hecha. Uno y dos golpes. La acaricia y me mira. Se ríe. Le sale una carcajada y un chorro de mocos que no voy a limpiar. Seguí Pedro, yo te dejo que la toques. De repente me siento una japonesa que se calienta con dos bebés que se tocan. Mentira. Pero me divierte pensar en que soy japonesa. Podría escribir un cuento. O los podría filmar. Un video que no tenga música. Cuando tengan mi edad mostrarles un video de ellos dos acá. Tirados en una colchoneta azul. Ahora me siento estúpida. Mentira.