jueves, 27 de mayo de 2010

JORGE en El excéntrico de la 18 !



Desde el domingo 30 de mayo! RESERVAS 4772 6092

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sábado, 20 de marzo de 2010

mensaje de texto | 1

Pasé recién por al lado de un coche fúnebre que adentro en la parte del ataúd decía la tengo muerta.

viernes, 18 de diciembre de 2009

jueves, 29 de octubre de 2009

fiorella.

Pedro mira el reloj de agujas. No entiende para qué sirve pero sabe que el ruidito del segundero viene de ahì. Tampoco sabe lo lindo que es su nombre. Pedro. Tiene fuerza y es corto. Masculino y de fácil recordación. Original y común al mismo tiempo. Tus papás la tienen clara, Pedro. Julieta es una reina y lo sabe. Del uno al diez la envidio un siete. Duerme como una gata al sol y Pedro le toca la panza con esa mano de empanada mal hecha. Uno y dos golpes. La acaricia y me mira. Se ríe. Le sale una carcajada y un chorro de mocos que no voy a limpiar. Seguí Pedro, yo te dejo que la toques. De repente me siento una japonesa que se calienta con dos bebés que se tocan. Mentira. Pero me divierte pensar en que soy japonesa. Podría escribir un cuento. O los podría filmar. Un video que no tenga música. Cuando tengan mi edad mostrarles un video de ellos dos acá. Tirados en una colchoneta azul. Ahora me siento estúpida. Mentira.

viernes, 14 de agosto de 2009

siesta, consorcio reconquista.

Cristian, Martita, Albita, Iván, Tamara, Huguito, Octavio y yo. Ocho bicicletas unidas con soga. Una plaza con forma de nave gigante a punto de despegar. Arriba de la plaza, una torre de control o dos tanques de agua. Preparados. Vamos a dar vueltas a la nave. Cristian tiene el pie izquierdo en el pedal y el otro en el piso. Mira para atrás de costado, sonriendo y mostrando la mitad de sus dientes. Es el autor intelectual y tiene los nervios del estreno. El resto está comprometido con la misión. Listos. Nadie mira para atrás. Veo siete nucas. Ya. Ocho maneras de pedalear se tratan de poner de acuerdo. No sé si quiero gritar. Y ahí avanzamos treinta o cuarenta metros. Primera curva. Easy left. El miedo y una mala decisión con mis piernas hace que termine mirando el asfalto muy de cerca. Me arrastran. Me duele. Me arrastran. Y me sangra. La boca, el cachete izquierdo, el codo y la rodilla. Ahora sí, grito.

miércoles, 8 de julio de 2009

porotito

Pedro cuenta molinos. Mirando el asfalto piensa en cómo será la máquina que pinta las líneas de la ruta. Nunca vio una. Mira el botoncito del seguro y se acuerda de su prima que nació en otro lugar y le dice porotito al seguro. Su tía estira el brazo para atrás y le masajea el pié. Un pié calzado 36, cubierto con una media celeste, bastante gruesa. Su tía lo mira y le avisa que tiene una sola zapatilla puesta. Pedro piensa en inventar una historia, pero dice la verdad. Dejó la zapatilla en un cantero de la Shell.

miércoles, 1 de julio de 2009

Jorge.




JORGE / escenas sin terminar.

* viernes 17 de julio 22hs * domingo 19 de julio 20hs
* viernes 24 de julio 22hs * sábado 25 de julio 22hs

EL SÓTANO / TEODORO GARCÍA 3234 / ENTRADA $10

iair said, ignacio sánchez mestre, katia szechtman, laila maltz, lucía maciel, mariel fernández, paula baldini, paula grinszpan, tamara kachanoski y valeria valente.

martes, 16 de junio de 2009

palabras.

Ring. Dos veces y dale que te va. “Remisería, buen día, en qué la puedo ayudar?”. El 90% de las llamadas lo hacen las mujeres. De vez en cuando sorprende alguna voz infantil. Cuando los nenes piden el servicio dicen “necesito un coche”. Estela atiende a todos de la misma manera. Tiene buena vibra. Si tuvo un mal día, no se le nota. Termina el llamado y le gusta ir directo al handy y ubicar el auto más próximo al destino. Al lado del teléfono tiene su agenda, un gato dorado que compró en el barrio chino y un cuadernito donde anota palabras que escucha por teléfono. Palabras que le llaman la atención. Algunas las anota porque le gustan y otras las anota porque no sabe lo que significan. Somos fanáticos del Larousse, nos encanta. Las últimas en aparecer son “enclenque” y “gaznate”. Termina de decir enclenque y se ríe. "Hay que llamar al carpintero, que se de una vuelta porque el escritorio está enclenque. "

Ayer me confesó que está cansada del teléfono. Que cree que llegamos a un límite. Quiere que apostemos a otra cosa. Me dijo así: “nos tenemos que lanzar”. Cuando le pregunté qué quería, me dijo que la gastronomía le está guiñando un ojo. Quiere que abramos un bolichito chico, donde vendamos buenas pizzas, empanadas con otros sabores (odia las del barrio) y unos sanguches “bien de campo”. Me pareció buena idea. A mi la remisería me deprime. Le voy a proponer que arriba del nuevo negocio, tengamos un taller para los dos. Tengo ganas de pintar a Estela. También quiero que me enseñe a escribir.

“Ah ¿y sabés qué?, le vamos a poner Gaznate al bolichito”.

yo te la recomiendo


jueves, 4 de junio de 2009

140

23:15
- hola, buenas noches. hasta malabia por favor.

el colectivero sonríe y me doy cuenta que se puso contento porque lo saludé.
simple.

domingo, 15 de marzo de 2009

fin de semana.

- ¿Qué son esos?
- ¿Qué cosa?
- Adelante, mirá…
- Es la caminera, nos van a parar, andá frenando que te paso los papeles…
- Subí la música, bien fuerte…

Pausa / Policía / Papeles / Todo en orden.

- Me gustó el tatuaje que tenía en el cuello. Nunca había visto un cana tatuado.
-Yo no se lo ví, pero le sentí el aliento, como si huebiera comido algo de Tailandia.
- ¿Por qué le mentiste?
- ¿A quien?
- Al cana tatuado, le dijiste que vamos a Tafí del Valle.
- Y qué le importa a dónde vamos…eso de andar anotando a dónde se dirige la gente…
- Tenés razón.
- Así se llama el corto de Baco. "Tenés razón".
- No sabía que ya estaba filmando…
-Sí, lo terminó. Son dos viejos jugando al ajedrez en el Buquebus. En realidad, es la historia de un viejo que vive solo, un día atiende el teléfono, contesta varias preguntas de una encuesta y a los tres días le avisan que resultó ser el ganador de un fin de semana en Colonia…El viejo termina invitando a su amiga, que era un vecina que, desde que se quedó viuda, los hijos la mandaron al geriátrico.
- ¿Y el ajedrez qué tiene que ver?
- Se la pasan jugando al ajedrez, en el barco empieza la partida y juegan con unas fichas con pegamento para poder seguir jugando mientras llegan a Colonia.
- Ah…
- Si. Los ves jugando en el río, en un bar, en el hotel…
- Frená un poquito que me estoy mareando…
- ¿Tenés ganas de vomitar?

Pausa / Arcadas / Vómito / Todo en orden.

- ¿Y?
- Ya está, sigamos…
- ¿El desayuno fue?
- No. No sé, me contaste eso de los vejos y no sé con qué cosas lo fui asociando que se me revolvió todo, ya está, sigamos…
- Pero podemos esperar un poco, no hace falta seguir ya.
- En serio, vamos. Pongamos un poquito el cd que traje, estoy bien..
- ¿Seguro?
- Si.
- ...
- ¿Y quién gana?
- ¿Qué cosa?
- El ajedrez.
- ¿Sabés que no sé? No me acuerdo.
- No importa.

lunes, 23 de febrero de 2009

cosa seria.

M subió cinco pisos por la escalera. Descansó un ratito y pensó que tenía que volver a a jugar tenis, se acordó de su revés con dos manos, pensó que estaba fuera de estado y se imaginó que estaba en otra ciudad, en alguna donde hablan otro idioma. Se quedó leyendo las indicaciones para prender un matafuego y pensó un poco en la persona que redactó esas instrucciones. Tuvo ganas de conocerlo. Pasaron dos minutos y se acordó de su familia. Maria Marta, Ricardo, Lucas y José. Se imaginó un diagrama de ven y en ese diagrama metió a su familia y ella se colocó afuera. Se rió de esa imagen y probó escupir lejos. Le gustó. Se sentó en el piso del pasillo. ¿Qué hago con esta carta? Se le metieron algunas voces en su cabeza, trató de no escucharlas y empezó a imitar el sonido de una abeja hasta que el sonido de su celular ganó. Maria Marta.

- ¿Dónde estás?
- En lo de Pedro.
- ¿Cómo está Pedro?
- No lo vi.
- ¿Vos tenés llave de su casa?
- No, no entré.
- ¿Donde estás?
- En el pasillo del edificio del departamento de Pedro.
- ¿Venís a cenar?
- No.
- Viene Ruth con la hija que parece que quiere estudiar lo mismo que vos y Ruth quería que se junten…A ver, pará que parece que tengo una llamada por la otra línea, ¿qué hago, corto?
- Mandale un beso a Ruth, no vuelvo a dormir.

M decidió apoyarse en la puerta del departamento de Pedro. Cerró los ojos. Le hubiera gustado poder llorar, pero se quedó dormida. Ahí.

jueves, 25 de diciembre de 2008

la fina.

- Qué bueno que llegaste, porque ahora que se vienen las vacaciones estaba pensando que te podés llevar a la abuela Ana a Río Hondo.
- ¿A las termas de Río Hondo?
- O a Brasil, donde vos prefieras.
- ¿Y quién paga?
- Y si llevás a la abuela Ana, tendrá que hacerse cargo la abuela Ana. Todavía que te hacés cargo de tu abuela no vas a pagar vos…
- Es mi bisabuela.
- ¿Tu bisabuela?
- Claro, vos sos mi abuela.
- …
- ¿Te acordás cuando pintabas?
- Qué lindo. Por ahí me agarran las ganas y se me mueve sola la mano como queriendo dar unas pinceladas. Pero no puedo.
- Tendrías que probar.
- Eso y viajar son dos cosas que yo disfrutaba mucho.
- Y vámonos de viaje. Vamos a un lugar más lejos que Río Hondo y más lejos que Brasil.
- A Japón.
- Vamos a Japón.
- Ahora, decime, ¿yo tendría que renovar pasaporte?
- Y si, yo el mío lo tengo listo. Habría que ver el de tu mamá.
- ¿La abuela Ana decís?
- Sí.
- No, pero la abuela Ana falleció hace mucho.

jueves, 23 de octubre de 2008

de lunes a viernes

Dos bocinazos, ese era el aviso. Casi sin terminar la chocolatada salía corriendo mientras se prendía los botones de arriba del guardapolvo. Su papá pasaba a buscarlo en un auto blanco, con caja automática.

- A mi me está cansando esto. No puede ser que no hables conmigo. Yo me acuesto tarde y me levanto especialmente para traerte a la escuela y ni hola me decis. ¿Vos te viste la cara que tenés?
- Bueno…
- ¿Sabés qué pasa? Me siento un remisero. Eso voy a hacer. Voy a contratar un remisero y a la mierda. Que te venga a buscar y te lleve, y yo le pago a fin de mes. Porque para venir con un mudo todas las mañanas…me quedo durmiendo un rato más, o me voy directo al trabajo. A la mierda.

Sonaba la 93.7 y la misma publicidad acompañaba el diálogo reproche. Era un jingle, una de esas publicidades que se usaban antes con música y letra pensada especialmente para el aviso.

Mi changuito está contento y bien cargado,
porque viene del mejor supermercado.
Supermercado Mi Changuito,
todo lo que busque seguro encontrará.
Ta, ta tá.


El chico la seguía con la mente, con muchas ganas de cantarla en voz alta.

- Dejame en esta esquina.
- Pero si falta una cuadra.
- Ya se pero no me gusta llegar a la escuela en este auto.
- ¿Pero qué tiene este auto?
- ...
- Desde mañana un remisero. Un remisero voy a contratar.

lunes, 20 de octubre de 2008

m.

m se despertó a las 3 de la mañana con la sensación de haber dormido diez horas. No miró el reloj, encendió el velador y fue corriendo al baño. Sin pensarlo se lavó los dientes, el ruidito del agua le hizo pensar que quería hacer pis. Pensó en la palabra pichí y luego recordó la palabra orina y se le vino a la mente también la palabra análisis. Se sentó al inodoro. Le dio un poco de frío. Se levantó, no tiró la cadena, se miró al espejo y se dijo quisquillosa. Salió del baño, se arrodilló al lado de la mesa de luz. Abrió el cajón. Revolvió y urgueteó. Tiró al piso unos blister de migral y también el alicate. Encontró lo que buscaba. Un folio con cartas. Todas viejas. Las leyó una por una. Se rió más de lo que lloró. Había una de un chico que nunca conoció. Y que se hacía el poeta. Fue la única carta que guardó. Las otras las tiró a la basura junto con un pote de serenito que se había comido antes de dormir. La carta estaba escrita a mano y tenía una calcomanía oriental en el margen. Decía así:

hoy leí mucho. creo que estoy leyendo para olvidarte. creo que te estoy mintiendo. porque antes dije creo y estoy seguro que leo para olvidarte. leer, leer, leer. quererte y olvdarte. no voy a parar. no, no, no. al menos que me digas que pare de leer. o que me querés. aunque sea un poquito.


La leyó dos veces más y se acostó. Pensó que era una carta para escribir un cuento. Dio unas vueltas en la cama. Sentía que le quedaba algo por hacer. Era la cadena que quedó sin tirar. Pero se dio cuenta al otro día. Cuando se despertó vio la carta y cambió de idea con eso del cuento. La tiró junto con las otras y ya que estaba sacó la basura a la calle. Bien hecho. Cuando se encontró con el portero lo saludó con un beso.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

creo que empieza con "w".

la semana pasada estábamos en la sala de espera, todos ahí sentados, esperando la buena nueva. estaba la choli, al lado la cristi que estaba tejiendo una bufanda, el cristian, su cuñada la gladys, mi abuela, el roberto, el sebastián, la silvia y el sergito. todos ahí en la guardia del hospital español. en eso, se abrieron las puertas del la sala de parto, salió el dr. gutiérrez y nos miró fijo: antes que me pregunten y se preocupen todos, les tengo que decir algo sobre el niño, algo muy importante, pero necesito que no se alarmen, que lo tomen de la mejor manera posible. la choli puso el grito en el cielo, le agarraron los nervios, la taquicardia, todo junto y empezó a gritar, yo sabía, yo sabía que algo raro había acá. empezó a insultar a la obra social y repetía por dios cristi, por dios, mirá con lo que sale el médico ahora, justo ahora me sale con ésto, me falta el aire, me falta el aire, cristina hacé algo. la cristi, la abanicó un poco con el suplmento espectáculos, pero ella también se puso nerviosa, pero doctor, nos tiene con el jesús en la boca, por favor, no nos oculte nada, lo único que le pido por dios y la virgencita es que no nos oculte nada. ahí el cristian se paró, trató de frenar un poco la cosa y nos pidió silencio, dejenlo hablar al médico, carajo, dejenlo que para algo estudió, pobre doctor che, gente grande, parece mentira. ahí empezó a sonar un celular, muy muy fuerte, parece que el aparato estaba en una mochila, la enfermera que pasaba por ahí llevando un carrito pedía que apaguen los celulares, se ponía un dedo en la boca haciendo "shh" y nos guiñaba un ojo. entonces, el cristian abrió la mochila y sacó el nokia, pero no llegó a atender. la choli, codeó a la cristina y preguntó, casi gritando: ¿desde cuándo tiene crédito el cristian? ¿desde cuándo?. ahí el cristian se enojó con toda la familia y dijo que siempre lo menospreciamos, que ya está harto que lo tiremos para abajo, que él también es una persona. el médico le dió un abrazo, unas palmadas en la espalda le pidió que se tranquilice y dijo: antes que me pregunten les tengo que decir algo. algo sobre el niño. la cristi dijo que ya no aguantaba más la intriga, que estaba con el jesús en la boca, que por favor diga el diagnóstico, que cómo salió todo. la choli lo mandó al sebastián a comprar un agua tónica al kiosco y que busque al esposo de la gloria para que escuche lo que el médico iba a decir. el médico se puso muy serio y nos dijo: atención con ésto, agarró un megáfono y gritó: el niño nació índigo, repito, el niño nació índigo. el roberto parece que mucho no entendió y le mostró la pierna derecha al doctor, quería saber si tenía un esguince o si se había desgarrado, la choli le pegó una cachetada en la boca, le dijo chito la boca usted y le dijo que deje de tratar de ser el protagonista en todo. la gladys lo defendió y le prometió que le iba a curar la abertura de carnes, apenas volviera a su casa. ahí llegó la gorda de la recepción, diciendo que afuera había más parientes que querían conocer al niño índigo, que estaba la rubiecita de canal 8 queriendo hacer una nota a la madre del niño. la cristi dijo que eso ya era demasiado, que cómo podía ser que ya todo el barrio supiera que el niño era índigo. el cristian quería saber si el niño tenía cinco dedos, pero el médico dijo que lo mas importante en este caso era aceptar entre todos que el niño es índigo. nos explicó que el niño va a vivir para siempre con esa condición y que pensemos muy bien el nombre. el sergito se largó a llorar porque él quería mellizos o cualquier otra cosa pero no un niño índigo y para que se calle un poco la cristi le dijo que lo iba a dejar faltar al colegio por unos tres días. la choli también estuvo de acuerdo, y sí, por lo menos tres días hasta que nos acomodemos con esto del niño índigo.

martes, 2 de septiembre de 2008

fasten your seatbelts

El avión ya había despegado y me puse unos auriculares, me hacía el que escuchaba música. Al lado estaban Camila y Maxi. Todos rumbo a ese país. Maxi comía un alfajor Havanna blanco, muy despacio y ella lo miraba fijo.

Camila: Basta, me rindo. Dame un pedacito. Un cuarto de lo que queda.

Maxi: Negativo carucha.

Ella se mordió los labios y dejó ver sus dientes. Él no se resistió y le dio un pedacito, pero ella ya estaba chinchuda así que lo aceptó y lo tiró en el medio del pasillo, manchando un poco la alfombra. Ahí los miré con cara de "¿chicos qué pasa?". Él me pidió permiso. Salió al pasillo y levantó el pedacito. Discutieron un rato. El avión se empezó a mover y eso hizo que él se siente. El capitán nos pidió mantener la calma, por la voz que ponía podía ser que estaba a punto de reírse o que estaba muy asustado. Nos dijo: Por favor mantengan los cinturones abrochados, enderecen el respaldo de sus asientos y piensen en positivo. Maxi empezó a rezar. No se sabía muy bien los rezos, pero a mi me conmovía.

Llena eres de gracia el señor contigo. El señor ES contigo. Bendita tú eres entre todas. El vientre de Jesús, el niño. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendita es la fruta del vientre… Jesús. Santa María…Madre de Dios. Amén…

Camila estaba muy tranquila. Se agachó y debajo del asiento sacó un bolsito Nike, lo abrió y sacó de un bolsillo una foto. Era una foto de Morrissey. Le dio tres besos y le pedió ayuda. Él quiso manotearle la foto y por la cara que ponía se la quería romper en pedacitos con los dientes. Se enojó tanto que le dijo que no era la primera vez que viajaba a ese país. Que hace dos veranos ya había ido. Con otra chica. Se lo dijo para que ella se de cuenta que no era la primera con la que viajaba a ese país. Pero a ella ni le importó. Siguió besando la foto.

Cuando la discusión iba a entrar a un nivel tres, el avión se tranquilizó y la turbulencia pasó. A todos les volvió el color. A él sobre todo. Ella volvió a besar la foto. Agradeció y se puso a cantar. Se puso a cantar una canción de Morrissey muy linda.

martes, 26 de agosto de 2008

de mentirita.

- Llega y se pone ahí.
- ¿Dónde?
- En el living. Dibuja en la mesita ratona. Se pone una foto abajo del papel y abajo del vidrio alumbra con la lamparita de tu escritorio. Se la pasa calcando fotos de viejos y viejas…
-¿De viejos?
- Las arranca de las revistas.
- Y bueno le gustará eso...
- ¿Sabés qué me dijo? Que quiere que lo despierte a las cinco de la mañana para contarme un sueño que tiene siempre, dice que es con perros gigantes, pero no se acuerda más. Quiere que lo anote porque dice que el todavía no escribe y que a la mañana no se lo acuerda, pero cree que si lo despierto a esa hora se va a acordar.
- ¿Y si lo llevo a dar una vuelta con los chicos?
- ¿Con cuáles?
- Con los de al lado, los llevo a tomar un helado al centro.
- Para qué, si lo hacen re cagar.

miércoles, 13 de agosto de 2008

a nadie.

- algún día, no algún día no, el martes que viene. el martes que viene voy a largar todo a la mierda. pero a la mierda mierda. se acabó. voy a tocar lo que se dice fondo. se van a quedar todos con la boca de pescado, y se van a hartar de preguntarme por qué. no pienso responder. se van a hartar. de ahora en más no pienso responder a nada ni a nadie.
- ¿vas a querer mate?
- si, sin azucar.
- yo también.
- ¿vos también qué?
- nada, no se.
- ¿vos me estás poniendo a prueba? ¿no me creés que soy capaz de mandar todo a la mierda? ya vas a ver, esperame hasta el martes vos. todito a la mierda. todito.

lunes, 4 de agosto de 2008

hola Fina.

Se llama Josefina. Le decimos “Fina”. Nos prohibió decirle abuela. Decía que si le decíamos Fina, la gente iba a pensar que era nuestra tía. En enero le hablé desde la playa. Me dijo que era una lástima que no estuviera con ella porque justo en ese momento estaban filmando una película en San Juan.

- Viste que les sale más barato todo acá..
- ¿Qué película Fina? ¿De qué se trata?
- Mirá mucho no puedo contar porque acá el director me mata. Lo tengo acá al lado.
- Ah…¿estás con el director?
- Con el director y todo el elenco. Son como cuarenta todo el equipo. Los invité a tomar un café, porque imaginate que a dormir no puedo, lugar para todos no tengo.
- Bueno sacate una foto, así me mostrás.
- Ya vamos a ver, no sé si permiten fotografías.

Mi papá que escuchaba me decía que deje de seguirle la corriente, que le explique que no hay ningún director. No pude, me gustaba la historia.

El sábado me acordaba de eso. Suena el celular y era mi papá. “Acá estoy con la Fina, está preguntando por vos, te la paso así la saludás..”

- Hola Fina, ¿cómo estás?
- Y mal. Como siempre. Acá están pasando muchas cosas. Parece mentira. Salimos de una y entramos en otra. Sin descanso y sin respiro, como decía San Martín, así estamos, pero qué le vamos a hacer.
- ¿Cómo te sentís?
- Mirá decile a tu papá que lo tengo acá al lado que yo me tiraría en la cama, me taparía con una manta y chau, ni cenaría.
- Bueno, acostate y tapate. Te quiero mucho Fina ¿sabés?
- Yo también te quiero mucho pachicho mío, pero la verdad que me tiraría en la cama, nada de jugar a las cartas.

martes, 22 de julio de 2008

olfato. buen olfato.

- ¿Miraste a las mozas?
- ¿Qué?
- A las meseras digo. Miralas.
- ¿Qué tienen?
- Miralas bien…
- ¿Qué tienen?
- Ninguna de las dos usa corpiño.
- Es verdad.
- Me da cosa eso.
- Esas musculosas deben tener olor a teta.
- Ya te dije que no existe el olor a teta.
- Vos porque tenés tetas y no te das cuenta. Pero existe, y el olor a pupo también.

lunes, 21 de julio de 2008

julia también sueña.

....Estaba en un casamiento, no sé por qué, pero se casaba mi vieja, se había hecho un rodete en el pelo y tenía puesto un vestido violeta, un strapless espantoso. Se casaba con el Puma Rodríguez, tratá de hacerte la imagen…No sé, será porque lo ponen en todos los casamientos, bueno los de antes, o porque mi papá lo odia. Viste que mi viejo es pelado y el Puma es muy peludo, cada vez que lo ve por la tele lo manda a la mierda. Bueno, la cosa es que llegaba el momento del ramo y yo cerraba los ojos, porque no quería saber nada, pero los cerraba con fuerza, hasta creo que dormida los cerré más fuerte, no quería mirar, no quería abrir más los ojos. Un estado muy raro el mío, entre vergüenza, ganas de gritar y salir corriendo, todo junto. Pero al rato me animé. Abro los ojos y tenía un ramo de margaritas en mis manos y veinte fotógrafos me disparaban flashes como si fuera famosa, horrible, todos aplaudían y atrás mi vieja feliz de la vida avisándole a todo el mundo que a su hija le tocó el ramo. Mucho miedo, no podía respirar, sí te juro, piel de gallina mojada. Horrible, no podía estar parada y lo peor es que todos pensaban que era de emoción, porque nadie me ayudaba. Después aparecía mi papá y me levantaba. Me levantaba y me sentaba en los hombros y me llevaba a dar una vuelta por el salón mientras todos seguían aplaudiendo. Y yo ahí, sentada en los hombros de mi viejo con unas margaritas en la mano…

domingo, 13 de julio de 2008

you know my name

el taxista sólo pregunta el destino. de vez en cuando mira por el retrovisor y se come las uñas en cada semáforo. voy escuchando la radio involuntariamente. hablan de futbol, no presto atención. odio a los periodistas deportivos, a los estudiantes de periodismo deportivo, al pato galván y al mundial de fútbol.
la cuestión es que algunas palabras se filtran y me llegan. de repente me parece escuchar que el locutor, entre nombres de jugadores y de clubes de futbol dijo "submarino amarillo".

- submarino amarillo dijo?
- si, es un club, están hablando de un jugador que lo están vendiendo y jugaba en el submarino amarillo.
-...

martes, 8 de julio de 2008

Diego y Lansky

Lansky: ¿Vos estás de novio…?
Diego: Diego me llamo.
L: ¿Estás de novio?
D: No. Bah, más o menos. No, en realidad, de novio no. No se. No.
L: ¿Sí o no?
D: No.
D: ¿Vos?
L: No. Yo vivo con mi vieja.
D: Yo también.
L: Es distinto.
D: ¿Qué cosa?
L: Tu edad, la mía. Tu vieja, la mía.
D: Ah.

Pausa.

D: Y sí. Es distinto.
L: Me acuerdo cuando tenía tu edad. ¿Dieciocho tenés vos?
D: Veintitrés.
L: Qué lindo...
D: ¿Vos cuántos tenés?
L. Qué lindo sería elegir la edad. Que uno pueda elegir. Eso es lindo. Elegir. Elegir todo el tiempo. Escuchá el motor. Te está pidiendo el cambio. Te pide tercera.

Diego pone tercera.

L: Eso, así, suave, suave. Tiene que ser orgánico. Suelto el embrague y voy acelerando. Equilibrio. Ahí va.

Diego sigue manejando, van bien. Se producen silencios. No son silencios incómodos. Se nota que cada uno está en la suya. Diego está manejando, contento porque cada vez está mejor, concentrado y Lansky está pensando. Piensa mucho.

L: Yo creo que todos tenemos una función. Un rol en la vida. Por ahí el mío es éste. Enseñar a manejar. Todo el tiempo veo gente distinta, cuando se produce algo en la relación, cuando llegamos a algo interesante, el otro ya aprendió a manejar. Ojo, no me estoy haciendo el victima, el que ya no me necesitan. Nada que ver. Pero a lo que voy es que quizás para esto estoy. Ojo, frená, frená, eso…eso.

El otro día cayó un viejo. Sesenta o setenta años, no sé calcular bien, pero era de esos viejos bien viejos, con muchos pelos en las orejas. No sé donde había visto un panfleto de los míos y se mandó a la clase. En cinco clases ya estaba manejando. “De grande es más difícil todo” me decía. Qué mierda va a ser difícil, no le costaba nada. Me daba la sensación que el viejo ya sabía manejar. A lo mejor vino porque qué se yo. Curiosidad. Se quería relacionar con alguien. No se.

D: ¿Puedo frenar acá?
L: ¿Por el ruidito ese decís? Es normal ese ruidito, los del taller me dijeron que no le de pelota…
D: Quiero parar en el kiosco, comprar algo para tomar.
L: Dale, quedate acá en doble fila.
D: ¿Te bajás vos?
L: No, bajate vos, comprame unos cigarrillos. Marlboro veinte.

viernes, 20 de junio de 2008

particular.

Mi mamá me dijo que no me van a editar el libro y me consiguió un trabajo en la otra cuadra. Voy lunes, miércoles y viernes a ayudar a Santiago con los deberes. Mi mamá les dijo a sus papás que yo estudié muchísimas cosas, y lo de los premios que gané y que el año pasado hice hockey. Santiago tiene 5 años, es hijo único y su papá es carnicero desde el 97. La mamá no sé bién qué hace, se viste como secretaria, ella es la que me paga, los domingos me paga, me hace ir especialmente para eso. Los lunes y miércoles está la empleada y la mamá. La madre mucha paciencia no le tiene a Santiago. "Nunca una manualidad vos" ó "nunca elegante vos" ó "nunca un deporte vos" ó "nunca una gracia vos", ó "nunca un talento vos, parecés hijo de la empleada” . La empleada se hace la que no escucha, pero está ahí. Le dicen Nor… pero no se cómo se llama, y me trata muy bien, me ofrece café con leche, tostadas con mermelada, si alguna se le pasa me la raspa con el cuchillo, algunas oreo bañadas o alfajores milka y también me dice que me puede exprimir un jugo de naranjas. Pero cuando voy los viernes y no está la madre es otra cosa. “Enseñelé al niño, que para eso le pagan” me dice y cierra la alacena con todo. Se pone a limpiar la mesa con lisoform justo cuando estamos haciendo los problemas de matemáticas, se hace la que le apunta mal y me lo tira para donde estoy yo a propósito. Apenas llego apoyo mi campera en la silla y ella con los guantes de plástico puestos la agarra de la capucha y la revolea al futón. Me roza el brazo con el trapo húmedo y nunca me pide disculpas.
Santiago está en una etapa engañosa, le disfrazan todas las cuentas, le dan consignas mala leche. El otro día le dieron un problema que decía cuál es la diferencia entre 4500 y 3700, y él respondió que el primero era mayor. Él se tiene que avivar que es una resta, o le ponen cociente y no le ponen división. Lo que le está costando es la interpretación de los problemas. Llega a hacer todo el ejercicio pero no se da cuenta cuál es la respuesta, pobre tiene 5 años. Sabe hacer las sumas, pero no sabe para qué las hace. A veces pasa el padre caminando, da unas vueltas por la mesa, anda por la casa con el cuchillo metido entre el pantalón y la camisa llena de sangre, con mucho olor. Por lo que Santi me explicó, interpreto que no la lava por cábala. “Hacé rápido las cuentas o hoy dormís con ésta”, le dice y se agarra la camisa. Y si no, lo amenaza con que se le va a poner de funda de su almohada. Hay muchos compañeritos de Santiago que me quieren conocer. Saben que yo uso ropa muy linda y que soy re piola, Santi cancherea un poco con eso, con que tiene un amigo más grande que lo ayuda con los deberes y entonces todos los nenes quieren conocerme y ser amigos míos. Cuando no le sale un ejercicio se va un rato al baño. Se encierra como media hora ahí y yo voy a ver qué pasa. Se ve todo desde afuera porque la puerta es de vidrio. Yo golpeo la puerta y Santiago me dice “estoy ocupado, en unos minutos salgo”. Pero yo lo veo que no está haciendo nada. Se pasa la media hora leyendo una frase que dejó escrita su papá en el espejo: “Corazón de carnicero no se mancha”. La empleada, que se hace la que justo tenía que limpiar esa parte, pasa cerca y me dice que no lo mire, que lo deje solo, que es su casa, que me ubique, que no sea atrevido. Me dice de todo. Yo respiro hondo, pienso en la casa de de Merlo, en mi mamá, en mi libro y me digo a mí mismo que Santiago es un trabajo.


lo escribió ignacio y mariel.

martes, 10 de junio de 2008

tres días de los 90.

Un día mi papá me despertó en medio de la noche, me pidió que levante la cabeza. El estaba convencido que podía manipular mi cuerpo sin que yo me despierte. Puso un billete debajo de la almohada y se llevó un diente. Yo lo vi.

Un día mi tía se enojó con el novio porque no le devolvía el paraguas. Lo obligó a ir al auto, que estaba estacionado muy lejos, a buscar el paraguas. Ya no llovía pero ella insistía. Cuando el novio llegó, ella le abrió la puerta y le tiró un vaso de agua en la cara. Para que vea lo que es mojarse. Yo lo vi.

Un día mi abuelo volvía de la finca. Tenía una F-100 roja con patente de otra provincia. Yo lo estaba esperando en la puerta de su casa. Cuando bajó a saludarme se le cayeron algunas cosas al piso. Lo ayudé a levantar las cosas y el alzó muy rápido un cassette. Era Avalancha de éxitos, de Café Tacuba. Yo lo vi.

sábado, 7 de junio de 2008

dicen que.

no se si todos los días se aprende algo nuevo, pero el jueves me enteré el significado de una palabra y todavía me dura la alegría de saberlo.

Telgopor: tela de goma porosa.

martes, 3 de junio de 2008

No.

El: ¿Hace cuánto?
Ella: Cinco años ya.
El: Contame más.
Ella: Dos hijos. Vicente y Ernestina.
El: Vicente. Le pusiste Vicente.
Ella: Se le ocurrió a él.
El: ¿Él…?
Ella: Juan Cruz. Juan Cruz tenía un abuelo que se llamaba Vicente y se murió hace poco y cuando nos enteramos que era nene, me dijo “nunca me gustó lo de repetir nombres en la familia, pero Vicente es un nombre hermoso”.
El: Vicente es un nombre hermoso.
Ella: Usó las mismas palabras. Por algo volvió a aparecer ese nombre, no se podía no llamar Vicente.
Pausa.
El: Juan Cruz, Vicente, Ernestina, seguramente habrá un gato dando vueltas, tenés el combo armado.
Ella: Es una familia como todas. No, justamente, no. Como todas no. Es mi familia. ¿Vos?
El: Yo también. También tengo mi familia. Estoy trabajando, estoy ...
Ella lo interrumpe.
Ella: ¿Estás bien?
Pausa.
El: No.

jueves, 29 de mayo de 2008

la moneda en el orto.

Una mujer en la calle me pide que la escuche. Está con su hijo de 5 años. Veo que en sus manos lleva una bandeja con saleros de cerámica. Me pide que la ayude. Estoy apurado, me da miedo cuando la gente en la calle me obliga a parar. Le digo eso, que estoy apurado.
Me dice que me meta la moneda en el orto, me dice pedazo de hijo de puta, me dice que yo no sé lo que es trabajar.
Mi cabeza está en un aeropuerto. No conozco a nadie. Quiero llorar. Cuando era chico decía mucho eso. Quiero llorar.
Siento que recibí sin motivo una cachetada de mi mamá. Quiero encontrar un lugar donde poder detenerme. Quedarme allí y amarte. Hacer desaparecer el pasado. Hacer desaparecer los aeropuertos. Hacer desaparecer el presente.

jueves, 22 de mayo de 2008

¿qué?

teclear fuerte el teclado. no mirarle la cara a la persona que está del otro lado del mostrador. decirle imposible. que me llene el formulario. que necesito una fotocopia de la primera y segunda hoja de su documento. que llene otra vez el formulario. que haga mejor letra. que nadie sepa como me llamo. que a una de cada diez personas le caiga bien mi cara. tratar bien a esa persona. invitar a ella a tomar un helado. pedir medio kilo para compartir. que nos pongamos de acuerdo en que mouse de limón y mouse de chocolate van muy bien. que me manche la remera. que no me importe la mancha. que nos riamos un rato. que discutamos un poco. que sepamos que no todo es tan lindo. que disfrutemos ese poquito. que no nos entendamos del todo. que nos despertemos. que sigamos durmiendo. que lindo.

martes, 20 de mayo de 2008

un mensaje nuevo

Mis amigos me dicen que entre hermanos esas cosas se cuentan, pero Esteban nunca abrió la boca. En cambio Sofi, me contó ni bien pasó media hora del hecho. Esa noche después del cumple, ya estaba en la cama dando vueltas tratanto de encontrar la mejor postura cuando me mandó un mensaje de texto: Curtí con tu hermano… Te quiero.
Ahora me pregunto si realmente me quería enterar. Me pregunto desde cuándo la palabra curtir se usa tanto. También me pregunto cómo hizo para unir esas dos ideas en un mensaje tan corto, se cogió a mi hermano y me dice te quiero, con sólo tres puntos suspensivos de distancia.

martes, 13 de mayo de 2008

yo edito.

- Ah si si , los conozco, claro que los conozco. En esa productora trabajé hace como doce años o más. Trabajé es una forma de decir, hice un laburo de unos días. Me acuerdo que era la época de Menem y se festejaban los diez años de la televisión privada. El aviso era de una famlia tipo, una familia normal, yo era la madre, y hacían pasar los diez años así en la vida cotidiana de una familia, una cosa así. Me acuerdo que grabamos como tres días, con mucha producción, mucha guita. Yo llegué por un casting... Con el grupo de actores estábamos indignados porque no nos querían pagar las horas extras…unos hijos de puta, si me decís que era para le televisión publica te la acepto. Lo peor es que nunca vi el aviso y una noche como al mes de haberlo grabado me llama mi viejo y me dice “hija estas en cadena nacional”. Me quedé helada. Además viste antes cadena nacional era otra cosa, no como ahora. Imaginate salir en cadena nacional.
- Mirá vos que bueno.
- Si, estuvo bueno, bah, yo muchos trabajos de actriz así para televisión no hice. Viste que ahora todas se mueren por hacer un aviso o cosas así, a mi me estressa.y entre nosotros te digo, no tengo edad para eso. ¿Vos haces castings?
- No…
- Claro… Hacer una cola para un casting…dejate de joder. Yo por lo menos a esta edad quiero hacer cosas que me gusten. Cosas que disfrute de hacerlas, cosas que escriba yo, que sepa de qué están hablando.
- Claro…
- Son ciclos, me entendés. Yo siempre hice cosas distintas. Empecé por la pintura, después escenografía, así de apoco llegué al teatro, después dramaturgia. Eso me gusta, ir buscando nuevas cosas. Soy bastante curiosa, digamos.
- Bueno, yo me bajo en esta.
- Nos vemos.
- Nos vemos, suerte.

Bajo del subte y al lado mío hay una chica con un bebé. Ellos también bajan en mi estación de costumbre. El bebé está abrigado, con mucha lana blanca. El bebé me mira y se ríe. Ni sabe de qué se ríe. Lo miro, le abro los ojos y él estornuda. Sus ojitos se cierran por la fuerza que hizo.
Me llevo esa imagen del viaje en subte. Me di cuenta que un nene estornudando fue lo más lindo que vi y escuché esa tarde.

martes, 6 de mayo de 2008

yo tampoco.

- Má…
- ¿Qué pasa?
- No me puedo dormir.
- ¿Hay ruidos?
- No…
- Quedate tranquilito, cerrá los ojos y vas a ver que te vas a quedar dormido.
- No puedo. Estoy, ansioso, como nervioso.
- ¿Y de qué vas a estar nervioso vos?
- No se. Me acuesto y me agarra como un chucho por todo el cuerpo que me hace temblar, así como cuando estoy por entrar al dentista o como la noche antes de que nos vayamos a Miramar. Son nervios. Pienso en muchas cosas y me imagino muchas más y doy vueltas y vueltas. Y no me puedo dormir, no tengo sueño.
- ¿Pero en qué pensas?
- En Alemania.
- Pero si vos no conocés Alemania. ¿En la escuela lo están viendo?
- Me hubiera gustado nacer en Alemania. ¿Por que me tocó Argentina? ¿Quién decide eso?
- Simón, es tarde.
- ¿Sabés qué hora es en Alemania? Ya se están levantando, están más adelantados.
- Pero estamos en Argentina y a esta hora se duerme.
- ¿Y quién decide la hora? ¿Los presidentes?
- No Simón, la hora ya está desde hace mucho. Andá a tu pieza y acostate, y dejá de pensar en esas cosas. Pensá que tenés que dormir. Eso pensá.
- Aunque sea me hubiera gustado nacer hace mucho. Cuando se decidían esas cosas, como la de la hora y las líneas que dividen los países o los nombres.
- Simón…
- Mi nombre sí me gusta.
- Bueno dame un beso y andá a dormir.
- ¿Ma?
- ¿Qué pasa?
- ¿A vos dónde te hubiera gustado nacer?
- En las Islas Canarias.
- ¿Dios decide todo eso?
- Simón son las 4 y media.
- Hasta mañana.

lunes, 5 de mayo de 2008

wash and go

Abrió los ojos y tuvo miedo que sea la maldita hora. Con un tembleque interior abrió el celular y esa luz pobre lo encandiló. Cuatro y veintiocho, todavía se puede dormir un poco más, inclusive continuar el sueño. Es especialista en eso, con una breve concentración pudo lograr que el sueño se prolongue, como un capítulo más.
A las ocho ya estaba bajo la ducha, con mucho frío. Esa mañana se cansó de pensar que algo bueno le va a suceder. Siempre creyó eso, de chiquito se sintió una persona con suerte, con una especie de despensa de optimismo. Algo que le hacía vivir con la idea de que alguna sorpresa positiva va a llegar algún día se fundió. Desapareció y no dejó rastros.
No desayunó, se lavó los dientes y salió a la calle con el pelo mojado. Y con mucho frío.

miércoles, 30 de abril de 2008

octavio

El octavo hijo de la familia. De origen latino. Es agradable, discreto y sociable. Respeta a los demás como también necesita ser respetado. Le gusta reflexionar sobre la vida y tener cerca a sus afectos. Es romántico y fiel.


El otro día me preguntaba por qué me pusieron Octavio. Mi papá se llama Héctor y mi mamá Estela y ninguno de mis tíos ni abuelos se llama Octavio. En realidad no me lo preguntaba yo, me lo preguntó Julieta y no le supe contestar. ¿Y vos, por qué te llamás Julieta? Porque mi mamá me quería poner Julia, pero a mi papá le parecía muy fuerte y entonces llegaron a un acuerdo y me pusieron Julieta. Mudito me dejó. No aguanté y le pregunté a mi mamá. La verdad que no me acuerdo Octi, nos habrá gustado cómo sonaba, si sé que a tu papá y a mi nos gustaba, pero él se debe acordar más. Diez años, solamente diez años y mi mamá ya no se acuerda por qué me puso Octavio.

Mi mamá es así, nunca me dijo que soy hermoso. Eso me gusta. También me divierte que se acuerde que a Carranza, nuestro ovejero alemán, le puso Carranza en honor al viejo que le enseño a nadar. Tenía una paciencia muy oriental ese viejo, por eso le puse Carranza. Un divino.

jueves, 24 de abril de 2008

un poco de ruido.

un chiste, un intento de chiste o cualquier comentario estúpido que busque una complicidad así de chiquita, tiene que ser acorde a un contexto. pero a este lugar llegué hace poco, entonces los intentos de cualquier forma o color no funcionan. no funcionan porque no nos conocemos. no los conozco y no me conocen.

A y B hablan de "recursos humanos".

B: lo vas a tener que hablar con pamela.
A: ¿quién es pamela? no hay ninguna pamela en recursos humanos, ¿o si?

A me mira, B permanece en silencio. entro a la cancha como C.

C: pamela es la más grosa de recursos humanos.

(no era un chiste increíble, pero era como para decir que era la más capa, la que comanda a todo recursos humanos, lo dije como con la intención de decir que es imposbile que no conozcas a pamela, es como la presidente ejecutiva de recursos humanos. me imaginé eso. sin embargo no conozco a pamela, nunca la vi. fue sólo un no se qué cosa a las once de la mañana)

B se caga de risa. se rie mucho y le comenta a A que pamela es re gorda, que por eso yo dije eso.

C: qué hijo de puta resultaste.

muy malo.

domingo, 20 de abril de 2008

si no late revienta

JULIA: Hola Lu… si ya sé, ya sé la hora que es, pero a otro no puedo llamar. Perdoname, pero me desperté recíen por un sueño. Tuve un sueño raro, pero raro raro. De esos que te dejan angustiada. Me levanté con un nudo en la laringe. Me desperté y fue un alivio saber que era un sueño. Sí, te juro, me quedé con un llanto contenido, pero es tanto el cagazo que ni lágrimas me salen, ni una sola… No seas así, sí lloro a veces…¿Qué tiene? Pero lloro, que vos no me veas llorar muy seguido es una cosa, pero sí lloro....Escuchá, estaba en un casamiento…. no sé por qué, pero se casaba mi vieja, se había hecho un rodete en el pelo y tenía puesto un vestido violeta, no sé, un strapless espantoso. Se casaba con el Puma Rodríguez, que sé yo, en los sueños uno mezcla, tratá de hacerte la imagen…No sé, será porque lo ponen en todos los casamientos, bueno los de antes, o porque mi papá lo odia. Viste que mi viejo es pelado y el Puma es muy peludo, cada vez que lo ve por la tele lo re putea. Bueno, la cosa es que llegaba el momento del ramo y yo cerraba los ojos, porque no quería saber nada, pero los cerraba con fuerza, hasta creo que dormida los cerré más fuerte, no quería mirar, no quería abrir más los ojos. Un estado muy raro el mío, entre vergüenza, ganas de gritar y salir corriendo, todo junto. Pero al rato me animé. Abro los ojos y tenía un ramo de margaritas en mis manos y como veinte fotógrafos me disparaban flashes como si fuera famosa, horrible, todos aplaudían y atrás mi vieja feliz avisándole a todo el mundo que a su hija le tocó el ramo. Mucho miedo, no podía respirar, sí te juro, piel de gallina mojada. Horrible, no podía estar parada y lo peor es que todos pensaban que era de emoción, porque nadie me ayudaba. Después aparecía mi papá y me levantaba, me levantaba y me sentaba en los hombros y me llevaba a dar una vuelta por el salón mientras todos seguían aplaudiendo. Y yo, ahí sentada en los hombros de mi viejo con unas margaritas en la mano…

Pausa.

Rarísimo. ¿Vos decís? Porque miedo al casamiento no tengo... Sí, qué se yo, el compromiso o el casamiento es más o menos lo mismo, implican cierta responsabilidad. Creo que le tengo miedo a enamorarme. Sí, a enamorarme y a desenamorarme. A eso le tengo terror. Como me pasa siempre… No sé si estuve enamorada alguna vez. Bueno, con Guille, con Guillermo creo que sí. Es horrible lo que estoy diciendo… Te lo digo en serio. Capaz que todavía no me enamoré, o no me di cuenta, qué feo eso... Sé diferenciar estados más simples. Cuando tengo hambre, cuando estoy enojada, cuando tengo frío. Pero en el amor, hay días, hay tardes, hay noches… De ningún lado saqué eso. Influye todo. Detalles, movimientos, gestos, actitudes y… No sé, no es fácil. Cuando creo que me gusta alguien, que realmente me enamoré, me enrosco y le encuentro millones de cosas lindas, es perfecto. Pero pasan unos días y de repente no me gusta como mueve un hombro o como pronuncia Septiembre, o como se ata los cordones y todo lo dulce se me va al carajo… ¿Con Ramiro? Con Ramiro no sé, es otra cosa. Tiene ese brillito inocente que tiene la gente que no es de acá, que por un lado me atrae y me vuelve loca y por el otro me confirma que no es la persona que tiene que estar conmigo. O capaz me equivoco. Pero para salir está bien, es lo que hay, nos divertimos, qué se yo, pero sé que es eso, nada más. Me da un poco de intriga Estela, pero de chusma…No, no importa, después te cuento ¿Lu? Nada, pensé que no me estabas escuchando. ¿Vos estás bien?

martes, 15 de abril de 2008

Claude Lévi-Strauss

130 kilómetros. por hora. Miro el asfalto por la ventana y pienso en el trabajo que fue asfaltar una ruta. Mi mamá repite cada 5 kilómetros bajá la pata Oscar, bajá la pata. Lala duerme en los hombros de Esteban. Lala duerme con la boca cerrada, Esteban no. Son re hermanos ellos dos. Piel, química, signos, no sé qué mierda es pero son re hermanos. Yo a veces pienso que se desean un poco. Sofi me dice que tienen una relación tan estrecha, tan interior, tan profunda que los hace ser así exteriormente. Entonces uno desde afuera piensa eso, que hay algo. Es obvio que ella lo dice porque Esteban se la cogió.

Mamá se da vuelta y nos mira a los tres, me sonríe y como siempre tiene algo que decir, lo dice:

Qué bárbaro cómo les gusta dormir a estos dos. De chiquitos eran así también. Vos te la pasabas jugando con los rastris, solito en el patio todas las tardes y ellos se quedaban dormidos en cualquier lugar. Uno arriba del otro, como ahora.

lunes, 14 de abril de 2008

pequeña escena

Instructor: Che, Diego, qué tranquilo es tu amigo…
Diego: ¿Por qué lo decís?
Instructor: Qué se yo, siempre ahí atrás, calladito, ni un comentario hace el loco...
Diego: Pero eso no significa que sea tranquilo. Digo, la gente cree que porque está callado está tranquilo. Miralo ahora y prestá atención.

Los dos lo miran a Walter. Walter sigue en silencio.

Diego: Yo diría que es un tipo tranquilo por como respira. Fijate como respira, muy, muy profundo. Cuando uno está tranquilo tiene respiraciones hondas, como las de él ahora.
Instructor: Puede ser…
Diego: Si no, ponete a pensar cuando estás nervioso cómo te cambia la respiración. Se hace más corta, más rápida, más superficial. Pero él no, casi siempre está tranquilo. Pero ojo, no porque esté callado vamos a decir que es tranquilo. Con esa teoría todos los mudos serían tipos tranquilos.
Instructor: Bueno, sí puede ser, qué se yo… ¿empezamos con la clase?
Diego: Cuando vemos una de suspenso, por ejemplo, ahí le cambia la respiración. En esas escenas que no se sabe qué puede pasar se le entrecorta. Ahí me doy cuenta que no está tan tranquilo, hace ruidito cuando respira así.
Instructor: Diego, ¿empezamos?
Diego: Dale.

miércoles, 9 de abril de 2008

desconfiado fermín.

- Me gustaria tener la voz siempre así. Es más directa. Con más fuerza. Y esa cosa un poco ronca me gusta.
- ¿Qué hora es?
- Las siete. ¿Ves cómo suena LAS SIETE con esta voz? Mucho mejor.
- Es voz de dormido, nada más.
- LAS SIETE DE LA MAÑANA EN BUENOS AIRES, DIECISIETE GRADOS, DOS DÉCIMAS, LA TEMPERATURA;DIECIOCHO LA TÉRMICA. UN HERMOSO DÍA. Suena muy bien. A veces, cuando me duermo hasta tarde y suena el teléfono, me da un poco de vergüenza tener la voz de dormido, así que practico antes de atender. HoLaAA, HooOoOlaAAa, HoooooLaaaaa. Cuando no sueno tan dormido atiendo.
- ¿Puedo hacer fiaca quince minutitos más?
- Levantate, nos tenemos que ir.
- Pasame una galleta.
- No, acá en la cama no. Levantate y desayunamos algo.
- Traeme una, nada más, es para tener algo en la panza así te cuento lo que soñé.
- ¿Querés una de agua o una mielita?
- Una mielita.
- Ahora vengo.
- No, dejá. No me traigas nada.
- ¿Por?
- Se me olvidó el sueño, ahora voy y desayunamos algo.

Comieron unas mielitas, café con leche con tres cucharadas de azúcar, sí tres. Dejaron las cosas en la pileta, el que llegue antes lava. Se lavaron los dientes otra vez. Bajaron el ascensor con sensación de sed. El dentífrico les da sed. Ella se puso perfume, el no. Van para distintas esquinas así que se despidieron mientras saludaron al portero. Caminaron en direcciones opuestas. Fermín se detuvo. Se dio vuelta y gritó el nombre de ella. Ella se dió vuelta, no parecía tan intrigada, caminaron para estar cerca uno del otro. Sin mucha voltereta el fue al grano.

- Está bien si no me querés contar, pero aceptame que no te olvidaste el sueño. Es eso, te arrepentiste de contarmeló.
- Sos un imbécil. Me olvidé.
- Bueno, era eso, nos vemos más tarde.
- Dale, suerte hoy. Nos hablamos más tarde.

Ahí viene el colectivo. Un peso por favor. Se le fue la voz que tanto le gusta. Vuelve a ser Fermín. Se sienta y piensa. Sigue sin creerle. Seguro se acuerda.

sábado, 5 de abril de 2008

me olvidé de preguntarle el nombre.

- ¿Pero era muy linda? ¿O era de esas que por la ropa o por la onda ya te llaman la atención?
- No sé, un poco de las dos cosas, pero la ropa no era, si ni siquiera sé qué tenía. O sea, tenía un jean, pero es lo único que vi porque arriba tenía un guardapolvo azul que tapaba todo.
- ¿Azul?
- Y sí, maestra no es.
- No, pero qué triste azul.
- Y ella tenía un poco de triste. Algo melancólico en la mirada, en la expresión. De vez en cuando sonreía, pero muy poco.
- Y sí, un poco desubicado si se larga a reír ahí.
- Por eso te digo, de vez en cuando, como para ser simpática. Aunque no lo hacía forzado. Eran sonrisitas sinceras que se le escapaban.
- ¿Qué te hacés el poeta, sonrisitas?
- No te cuento más, por hijo de puta.
- Dale poeta, no jodas.
- Bueno, eso. Pasaba de un lado para el otro con la bandeja en la mano ofreciendo café. Pero justo por la zona donde yo estaba, no pasaba muy seguido.
- ¿Vos estabas cerca del coso?
- Más o menos, a unos cinco metros.
- Re cerca. Capaz que por eso, a lo mejor la mina tenía impresión.
- ¿Cómo va a tener impresión si trabaja ahí?
- Sí, es verdad. Raro el laburo. A mí me daría impresión. Además la energía del lugar, debe ser heavy.
- Sí, eso pensaba mientras la miraba. Lo debe haber aceptado por los horarios y por el sueldo. Pero no debe ser que ella buscó específicamente "ese" trabajo. Seguro le quedó cómodo.
- ¿Y el teléfono cómo lo conseguiste?
- Me fui al patiecito interno a fumarme un pucho. Y se me ocurrió llamarla para que me diera fuego, pero no me veía, así que empecé a hacer señas con las manos. Había un montón de flores y se complicaba un poco, pero me vio. Vino y sin decirme nada se metió la mano al bolsillo y sacó unos fósforos. De esos que vienen en caja chica. Me prendió el pucho, le dije gracias y me pidió una seca antes de irse.
- Ah, tiró un poco de onda ella.
- Una seca pidió, nada más.
- ¿Y ahí le pediste el teléfono?
- No. Como dos horas después. Antes de irme me acerqué y le pedí el número. Medio que dudó, me dio la impresión que no encontró las palabras justas para darme una excusa creíble y terminó largando el número.
- Che, a todo esto, ¿de quién era el velorio?
- Del viejo de Fermín, el que labura conmigo en la agencia, el diseñador.
- Ah, sí, me habías dicho...
- ¿Qué pasa?
- Nada, me quedé pensado en lo que me contaste de la mina esta que labura ahí sirviendo café. Bah, sirviendo café en una sala velatoria y me acordé que mi mamá siempre que pasamos por un bar y queremos tomar un café se fija si cerca hay una clínica. Si hay una clínica no entramos. Dice que esos lugares no tienen muy buenas vibraciones. Que la gente preocupada la llena de una especie de mala onda.
- ¿Y qué tiene que ver con lo que te conté?
- Y eso, que pobre mina, laburar ahí donde todos lloran, están trises, qué se yo. Tiene relación.
- Sí, puede ser, entendí.
- ¿La vas a llamar?
- Creo que sí, quiero dejar pasar unos días, para no quedar pesado.
- Sí, mejor.

viernes, 28 de marzo de 2008

buen día.

Hay días en los que percibe de otra manera. Más abierta, más permeable a lo que la rodea. Una parte de su cuerpo parece estar despierta y otra adormecida con algunos calambres. Días en los que no importa mucho la distancia, todo la toca. Ciertas imágenes le causan un profundo dolor y otras un montón de sonrisas. Ambivalencia. Las lágrimas no piden permiso. La lógica dice ausente, no se trata de entender.
Ayer fue uno de esos días. Desayunó café con leche y unas tostadas envasadas con queso crema. Saludó al portero con un buen día, fue a trabajar, fumó un cigarrillo en la vereda y volvió en colectivo. De lunes a viernes es así.
Cuando llegó su edificio le pareció más aburrido que de costumbre, lo vio gris. El ascensor la estaba esperando. Arriba, le costó introducir la llave en la cerradura. Poca fuerza, poca voluntad y poca luz. Tocó el botoncito naranja que está al lado del timbre y todo de hizo brillante. Pensó que la luz fue excesiva y tuvo temor a un posible dolor de cabeza. Se dijo basta. Abrió. Tres sobres en el piso la saludaron guiñando un ojo cada uno. En el sillón, estaba él. Leyendo una revista vieja y con un vaso de gaseosa en la mano izquierda. El ruidito de los hielos chocando con el vidrio iba muy bien con la escena.

- ¿Cómo te fue?
Ella hubiera preferido no contestar, pero se le hizo difícil ser coherente.
- Bien.
- ¿Bien bien o bien con jota?
- ¿Qué es eso de bien con jota?
- Una cosa es bien bien y otra cosa es bien jodido.

Listo. Eso fue suficiente. De repente se energizó su cuerpo, su cuerpo y su cabeza. Subió agua al tanque y se largó. Con todo. Subió el volumen de su voz y acompañó su discurso con movimientos absurdos en sus manos.

- Lo que te voy a decir es sólo para que lo tengas en cuenta, Nicolás. Tus comentarios que intentan ser graciosos, conmigo ya no cumplen su objetivo.

Pensó que estaba utilizando un vocabulario un tanto técnico, pero fue sólo el comienzo. A él, se le entrecortó el paso de gaseosa en su garganta y sus ojos se hicieron más grandes.

- ¿Qué te pasa?
- Qué se yo Nico, nada es tan de repente ni nada es tan lento. Son procesos. Los vivo como puedo y por ahí reconozco que no soy consciente de ellos, pero no sé, me pasa eso. Hay cosas que salen un día y no te las esperás. Como ese jueves, en lo de tu tía, que descubrí que me gusta la remolacha. Toda una vida mirándola con desconfianza y tuve que pasar por una situación rara, porque convengamos que es raro que alguien te diga pero sí, probala que te va a gustar, la preparé especialmente para vos. ¿Cómo va a hacer algo especialmente para mi si ni sabe qué me gusta? Vieja chiflada. La probé de compromiso. Y ahí tenés, me gustó la remolacha. Eso se dió de un día para el otro. Pero hay otras cosas que se dan y no son de un día para el otro.
- No te entiendo.
- Se van dando, son como pelusas en el piso. Se tiene que juntar una cantidad importante para que uno las vea. Tus chistes por ejemplo. No fue que de un jueves a un viernes no me hicieron reír más. Fue de a poco. Qué se yo, soy una persona, Nico.
- Yo también.

Eso fue algo que ella no esperaba. Fue la intervención que la hizo parar. Respiró hondo y se sentó junto a él. Pasaron unos minutos en silencio. No se miraron a los ojos y sin pensarlo sus respiraciones se pusieron de acuerdo.

- Perdón. No sé qué me pasa, me cayó mal lo del bien con jota y salté con cualquier cosa.
- Todo bien.

martes, 25 de marzo de 2008

448 kilómetros.

Voy a dormir en el living. Esa es la razón de mi mal humor. Mi cuarto tiene de especial eso, que es mío. Cierro la puerta y es mi casa dentro de mi casa. Pero Simón es por pocos días. Lo entiendo pero no deja de molestarme la idea de alquilarlo gratuitamente. El cuarto de Simón le encanta, además tiene televisor y a ella le gusta ver ese programa de la RAI. Qué bronca, se hace la que entiende italiano. Faltan algunas horas para su llegada, tengo el tiempo justo, así que hago lo que me conviene: guardar las cosas que no quiero que mi tía vea. Porque me la imagino a las tres de la mañana hurgueteando como una rata mis cajones, tratando de encontrar algo, algo raro o curioso, algo mío. No va a poder. Tengo que decidir qué cosas traslado a mi nuevo placard, que por unos tres o cuatro días, lo que ella decida, será la despensa. Pienso en las decisiones. ¿Mis papás decidieron tener un solo hijo? ¿Una casa con dos cuartos? ¿Por qué Silvia se fue a vivir a Miramar? Tomo mi libreta y anoto. Clase de natación. Apoyo de Matemática. Leer libro para inglés. Supuestas actividades que voy a tildar de obligatorias en caso de que a la tía se le ocurra que la acompañe a equis lugar. Qué embole tía, te juro que me encantaría, pero no puedo. No la paso bien con ella, en realidad no la conozco mucho. Tengo algunos recuerdos, ella era la que me regalaba ropa en los cumpleaños, y eso a un chico siempre le cae mal. Sigo pensando en las decisiones y se me viene la imagen de ella sentada en su cama decidiendo cuántas bombachas va a traer, si hace falta un abrigo más grueso o si con ese de algodón está bien. Voy a la cocina, a exprimir algunas naranjas. Mi mamá piensa en el menú. Quiere preparar cosas que usualmente no cocina para cuando llegue Silvia, como esa carne a la cacerola con salsa de mostaza que le sale bastante bien. Hay algo que no sabe mamá. Silvia es vegetariana. Es principiante, lleva dos meses, pero es vegetariana al fin. Me enteré porque la tengo en el Messenger. Sin admisión, obvio. Silvita Vegetariana- Añorar el pasado es correr tras el viento. Le gusta esa cursilería de escribir frases anónimas al lado de su nick. Mi mamá en cambio ni sabe lo que es un nick. Y tampoco quiero que sepa sobre la nueva dieta de Silvia, prefiero comer esa carne así que decido ocultar información. ¿Es mentir? No es tan grave.

- ¿Cómo es tener hermanos, má?
- Es lindo, no sé cómo explicarlo. Es como todo, tiene su parte buena y su parte mala. No dejes esas cáscaras ahí, tenés el basurero Simón.
- ¿Cuál es la buena?
- La buena es que tenés a alguien que te conoce mucho, alguien con quien viviste y compartiste muchas historias. Es una relación especial.
- ¿Y la mala?
- Que a veces se hace difícil conciliar las diferencias.

Me quedo más tranquilo. Pienso que más de una vez mamá y Silvia jugaron juntas y seguramente se contaron algún secreto de cama a cama. Llego en media hora, ¿me buscás? Un bacio. A Silvia le gusta el italiano y la tecnología y otra vez la comparo con mamá, que nunca me responde un mensaje de texto. Son distintas formas y me gustan las dos.
Flecha Bus anuncia el arribo de su unidad procedente de Miramar, por plataforma cuarenta y siete. Silvia todavía no me ve. Está en perfecto estado, como si se hubiera bajado de un avión después de un viaje de media hora. Le da dos pesos al chico que le alcanza su valija y en ese momento se da vuelta, me busca y me encuentra.

- ¿Cómo va Simón? Tanto tiempo, estás más gordo vos…
Me abraza. Es un abrazo raro, ninguno de los dos sabemos hasta cuándo hacerlo durar y tenemos miedo de cortarlo antes de tiempo. En ese abrazo le podría decir “vos también”, pero sería una mentira, está mas flaca. Me voy a lo simple.
- ¿Qué tal el viaje?
- Hermoso, vos sabés que me puse el aparatito de la música y se me pasó volando. ¿Viniste en auto o nos tomamos un taxi?

Nos subimos al auto y me cuenta que en realidad viene porque en Buenos Aires toca el Cuarteto de Nos, un grupo de Uruguay que nunca escuché en mi vida. Y para visitarlos a ustedes, de paso. De repente me doy cuenta que Silvita nos está usando pura y exclusivamente de hotel, pero me gusta que se venga a ver un grupo. Yo nunca fui mucho a los recitales y tampoco entiendo a las personas que son capaces de subirse a un colectivo y llegar a la ciudad en donde se da el concierto.

- Decime una cosa Simón, ¿no habrá un lugar un poco menos transitado, donde se pueda parar un ratito, antes de llegar a casa, una plaza o un parque?
- No entiendo. ¿Te pasa algo?
- Un lugar donde me pueda fumar un porrito. El alcohol lo dejé, pero si tu vieja me ve con esto es capaz de dejarme dormir en la calle, por eso, para evitar problemas.

Que a veces se hace difícil conciliar las diferencias. No se equivoca mamá. Es impresionante lo distintas que son y lo mucho que se parecen físicamente. Me asusta eso. Si se me hace difícil entender la relación de hermanos, la de hermanas gemelas mucho más. Llamo a mamá y digo que el colectivo está demorado porque es fin de semana largo, que todavía me queda un rato. Sueno convincente. Estacionamos en una plaza que no tiene nombre y mi tía enciende el porro con un fórsforo. Le da unas cuantas pitadas largas y lo apaga.

- Puedo dormir en el living, no hace falta que me des tu cuarto. Antes sí, porque eras chico, pero ahora estás grande y la verdad que te debe romper un poco tener que prestárselo a la tía.
- Un poco sí. Pero ahora no sé por qué me dieron ganas de prestarteló. Además son unos días, no es para tanto.
- ¿Mañana a la noche qué hacés?
- Nada, ¿por qué?
- Porque tengo dos entradas para el recital, en realidad iba a invitar a una amiga que vive acá que no veo hace años, pero ahora no sé por qué me dieron ganas de invitarte a vos. ¿Vamos?
- Dale, vamos. Me quedé pensando una cosa tía, en casa mamá está haciendo una carne con salsa de mostaza y yo no le dije que sos vegetariana. ¿Querés que compremos algo de pasada? Hay un restaurante vegetariano acá a tres cuadras.
- No, no hay problema, de vez en cuando un poco de carne está bueno. Eso sí, antes paremos en un Havanna porque si no llevo una caja de alfajores, tu mamá me mata.

domingo, 16 de marzo de 2008

Esa ventana, la de ahí.

De trece a catorce. Claro, no es obligatorio comer. Juan, Marcos y Lucía prefieren quedarse al sol, en alguna plaza. A veces con unas empanadas y otras con algo que trajeron en un tapper. Si paso por ahí, me hago el que no los vi. Prefiero estar solo. Una hora solo. Ver otras caras, imaginarme historias, caminar. Todos los jueves mi recorrido comienza en la peatonal. Atravesar una cuadra de esa masa de seres automáticos y con distintos olores y colores me hace entrar en un estado particular. Tiqui ti tic, tiqui ti tic. ¿Habrán bajado las ventas de despertadores? Hoy todos tienen celular y vienen con camarita de fotos, con alarma, con todo. Casi le pregunto al vendedor, que tiene un celular más avanzado que el mío, pero va a creer que le quiero a comprar un despertador de cuatro pesos y se va a entusiasmar en vano. Me quedo con la duda. Los jueves, no soy exigente, voy variando en lugares y a veces prefiero medio kilo de helado, mousse de limón y mousse de chocolate. Los viernes, en cambio, voy directo a un barcito, se llama Noviembre. Imagínense una esquina iluminada por el sol. No es gran cosa, pero siento que es un lugar que un poco me pertenece. Cada vez que llego miro a mi derecha. Ella siempre me gana de mano, llega antes. Almuerza en la mesita que está pegada a la ventana. Los colores de su ropa contrastan muy bien con la madera oscura que abunda en el bar. No me gusta como se viste, pero a ella le queda soñado. Es especial. Yo imagino que es periodista, pero no lo tengo claro. Sé que se llama Martina. Últimamente pide ensaladas y una gaseosa de pomelo a la que le saca el gas con el filo del cuchillo. Lleva el diario a su mesa y sólo lee los chistes de la última página y a veces el horóscopo le provoca alguna sonrisa. No le da vergüenza reírse sola, ya se los dije, es especial. El último viernes faltaban veinte minutos para las catorce cuando el mozo me acercó la cuenta. Menú del día, diecisiete pesos. Pensaba pagar con un billete de cien, para quedarme con cambio, pero en la mochila no estaba la billetera. Memoria, memoria, memoria. La última vez que la había visto, fue al lado de mi computadora, cuando saqué la tarjeta del odontólogo para cancelar un turno. Inoportuno momento.
Me levanté sin pensarlo y como si hubiera sido una estrategia totalmente diseñada me dirigí a su mesa.

- Disculpame.
-¿Si?
- Yo vengo siempre a este bar los viernes.
- …
- Y como te vi otros viernes, digo, sé que vos también venís, te quería pedir un favor…
- ¿A mi?
- Soy Ernesto, no me presenté.
Mi nombre también le provocó una sonrisa sincera, pero decidí no hacer comentarios.
- Martina.
- Mucho gusto. Mirá, va a sonar confuso lo que te voy a decir, pero lo largo igual. Me olvidé la billetera en la oficina y no tengo cómo pagar, podría ir corriendo a la oficina a buscarla, estoy casi seguro que está ahí. Podría dejar algo de valor a cambio de la espera, como el celular, pero me da un poco de vergüenza ese tipo de trámites.
- ¿Querés que te preste plata?
- Digamos que si.
- ¿Cuánto necesitás?
- Diecisiete.

Su respuesta fue rápida: “tomá veinte”. Y antes de que me siente a agradecerle y sacar un poco de conversación agregó “voy a extrañar Buenos Aires, estas cosas sólo pasan acá”. Martina me contó que le había salido un trabajo afuera, por un año. No pregunté de qué. Eran sus últimas horas en el país. No intercambiamos direcciones de correo electrónico ni tarjetas personales. Quedamos en vernos al año siguiente, un viernes, en Noviembre, en esa misma mesa. Para devolverle los veinte pesos y comer juntos. Desde ese viernes, decidí no ir más al bar. Por lo menos por un año.

viernes, 14 de marzo de 2008

Tomá asiento.

- ¿Cómo te vas a cortar?
- Sólo las puntas. Me gusta tenerlo largo, pero así es cualquier cosa, ya perdió forma. Pero no lo quiero corto.
- Esta bien…¿Vivís cerca?
- A dos cuadras.
- Claro, cerquita. Es lindo ir a los lugares cuando quedan cerca.
- Si…
- ¿Te molesta el perro?
- No…
- No, yo pregunto porque por ahí a alguno le jode. Este no hace nada, ni ladra. Come, caga y mira. Pero qué se yo, por ahí alguno lo mordió de chico un perro, ven uno y se espantan. El que se quemó con leche, ve una vaca y llora, dice el dicho.
- Claro, pasa.
- ¿Vos tenés perro?
- Gatos. Dos gatos tengo.
- Ah mirá, yo no soy muy amigo de los gatos. Son más vivos que los perros, son otra cosa, pero me dan un poco de desconfiaza.
- Son independientes los gatos, eso me gusta.
- Ahora los que no entiendo son los que tienen canaritos. Pobres bichos, qué culpa tienen, ahí encerrados...
- Si...puede ser.
- Yo cuando era chico tenía un perro mitad collie y un quirquincho como mascotas. Eso para mi era normal. Al quirquincho le decíamos mataco, que en realidad es otro nombre que tienen los quirquinchos. Mi viejo lo encontró con un tío en la ruta. Ahí estaba el loco, al costado del camino.
- Aha…
- De Chaco volvían. Decidieron traerlo a mi casa. Yo no sé si eso es legal, si se podía o no, pero ellos lo trajeron. El mataco jugaba todas las tardes con mi perro. Fijate que no tengo tantos recuerdos del mataco. No te vas a creer que era una mascota de esas que uno se las sube a upa y les hace cariñitos. Era un mataco...
- Claro...
- Una vez el perro, juguetando, así hinchando las pelotas entre ellos, lo mató. Al principio pensé que mi vieja me decía que fue sin querer para que yo no le agarre bronca al perro. Pero era cierto, el choco estuvo deprimido varios días y no comió por una semana. Por lo menos dos semanas le duró la tristeza al perro.
- Disculpame...
- ¿Sí?
- Creo que de largo estaría bien ahí. Más no.
- Uh, disculpame vos a mi. Me largué a hablar...
- No, esta bien. Ahí me parece que está bien.
- ¿Te pongo gel?
- No, así esta bien. Sin gel.

lunes, 10 de marzo de 2008

comunicación

Ella, sobre una bicicleta fija. Pedalea con una botella de Villa del Sur de litro y medio en la mano. En su cuello, una toalla violeta. Él, sentado en el sillón de cuero que compraron porque estaba a buen precio, con un libro en la mano.

Ella: Tendrías que tomar más agua vos Héctor. Pimero porque ayuda a tener la piel más sana, te la humecta, es impresionante lo que te la humecta. Segundo, eliminás toxinas. Tercero, reducís el riesgo de tener problemas cardíacos, y más vos que tenés antecedentes. Cuarto, quemás grasa y formás músculos, no te vendría mal. Quinto, te ayuda a regular la temperatura corporal, y sexto no me acuerdo, pero creo que te di varias razones.

La mujer deja de pedalear y toma agua. Un trago largo, sin respirar. El hombre cierra su libro, lo deja en el apoyabrazos y se para sobre el sillón.

El: La comunicación entre las hormigas se produce principalmente a través de feromonas. Debido a que la mayoría de los tipos de hormigas están todo el tiempo en contacto con el suelo, estos mensajes químicos están más desarrollados en ellas. De este modo, por ejemplo, cuando una hormiga recolectora encuentra una fuente de alimento, deja un rastro químico en el suelo en su camino de vuelta a casa…

Pausa. Ahora el hombre mira a la mujer.

El: Tengo que aprenderme un poco más la parte del cierre y después vendrían las preguntas.
Ella: No te olvides de tener un vaso de agua en la mesa de la conferencia.
El: Buen aporte el tuyo, Norma. Te hace ver más importante el agua mineral. No es lo mismo que tome coca cola a que tome agua mineral, ¿no?

jueves, 6 de marzo de 2008

ella es Delia, la mamá de Ceci.

- ¿Por qué carajo dejan la llave puesta?

Son escasas las veces en que Delia es suave. De lunes a viernes grita y cuando está del otro lado de la puerta, lo hace con más intensidad, con más volumen, con más energía. Sabe disfrutar muy bien los monólogos de insultos. Y es consciente de ello.

-¿Puede ser que siempre lo mismo en esta casa de mierda? ¡Me cago en la concha de la difunta lora! ¡Abrime la puta puerta Graciela!

Graciela es muy tranquila, a veces más de la cuenta, pero bastante hace, pobre. Camina muy despacio hacia la puerta, saca la llave, cuelga la llave, abre la puerta y saluda a Delia. Todo con delicadeza y sutileza.

- Buenas tardes señora. Disculpe por la llave. No me di cuenta. (Así habla ella, con muchos puntos, es casi telegráfica.)

Cecilia está sentada en la mesada, llorando, mezclando el sonido de sus lágrimas con los que produce su nariz evitando que escape alguna mucosa y con el de su boca que intenta tomar más mate. Cecilia escucha. Delia, no la ve, ni la escucha. Delia, como todos los días de semana llega a su casa como si su jornada se hubiera tratado de cumplir con diecinueve postas y ésta era la última. Está harta de la vida que ella eligió vivir y siempre tiene algo que decir. El día anterior llegó enfurecida con las mascotas felinas de la vecina que dejan un olor a meada insoportable en el pasillo. Hoy presentamos, la llave:

- Nos van a desmantelar. Nos van a desmantelar Graciela. ¿Vos sabías Graciela que es muy fácil abrir la puerta del otro lado si vos amablemente le dejás la llave puesta del lado de adentro? Contestame Graciela, no te quedes con esa cara de línea.

Graciela en lo único que piensa es en cuándo va a dejar de decir Graciela. Le impresiona eso, esa necesidad de Delia de repetir su nombre. Vuelve a la realidad y contesta.

- No Señora.
- Decime Delia, no puede ser que cada vez que te explico algo se te da por largar el “señora”. Y escuchame bien. Escuchame bien, Graciela. Te lo voy a explicar.
- Si Delia.
- Si yo voy a la ferretería de acá a la vuelta, compro un fierrito o un clavo de esos grandes y además compro “La Gotita”, vengo al edificio, subo porque el portero no sé qué puta hace todo el día que nunca está y además tiene la estúpida costumbre de dejar abierto, subo acá, sin que nadie me escuche, meto el fierrito, o el clavito con un poco de pegamento y lo mantengo presionado a la llave durante diez, máximo quince segundos.
(Pausa) Con eso alcanza. Ahí giro y listo.

- Fui yo- Salta Cecilia- Fui yo mamá, dejé la puerta con la llave puesta intencionalmente. Quería hablar tranquila con Grace.
- ¿Hija vos estás bien?

En ese instante, si Cecilia tuviera a su alcance un revólver, le dispararía. Mataría a su madre. Por más fuerte que suene. O le inyectaría una dosis de calmantes súper efectivos, para dormirla por varios días. O en todo caso, la bañaría en insutlos, muchos más originales, con estilo. Que cierre esa boca, que no grite. Pero se detiene un segundo y reflexiona. Delia trabaja, Delia mantiene la casa, Delia le paga a Graciela. No, no, no conviene Ceci, no conviene. Así que mejor cambiá esa cara y contestale a tu madre:

- Mejor que nunca mamá, mejor que nunca.

martes, 4 de marzo de 2008

cambio

- te acordás lo que te conté el otro, día, de esa página...
- ¿esa donde sacás cosas del horóscopo maya?
- no, no, un blog que encontré, de un pibe que escribe gansadas…
- ah, no me acuerdo…¿por qué?
- nada, que leí que el pibe este escribió algo como que la vida es más compleja de lo que parece
- eso está en una canción de drexler o de kevin johansen…
- es drexler, si ya sé, pero él lo relacionaba con un montón de cosas, con que en la vida hay cosas que no se pueden controlar…
- ajá…
- y para mí es una mierda eso. es mentira.
- ¿qué cosa?
- eso, que no es así. que todo es mucho más simple. que en la vida, pueden pasar muchas cosas, pero al mismo tiempo no pasa nada. todo es proceso. no hay un punto de llegada. a la mierda con eso. ¿entendés a lo que voy?
- más o menos, tengo un poco de hambre, pero seguí…
- eso, que por ahí estaría bueno borrar las expectativas un poco, las propias, las ajenas y esas que se colaron también. no hay nada trazado. si no hago eso, no pasa nada. es eso, es disfrutar del proceso. eso es importante, que no pase nada.

lunes, 3 de marzo de 2008

lunes

es una masa de nubes grises que tapan el sol sin pudor. es saludar con media sonrisa. es elegir no desayunar. es no mirar mucho a los ojos. es un caminar con pasos lentos y estúpidos. es comer con duda, sin prisa. es casi no escuchar. es lavarse los dientes sin fuerza. es no preocuparse por estar derecho. es no tener fuego. eso es para José Juan, estar triste.