domingo, 20 de abril de 2008

si no late revienta

JULIA: Hola Lu… si ya sé, ya sé la hora que es, pero a otro no puedo llamar. Perdoname, pero me desperté recíen por un sueño. Tuve un sueño raro, pero raro raro. De esos que te dejan angustiada. Me levanté con un nudo en la laringe. Me desperté y fue un alivio saber que era un sueño. Sí, te juro, me quedé con un llanto contenido, pero es tanto el cagazo que ni lágrimas me salen, ni una sola… No seas así, sí lloro a veces…¿Qué tiene? Pero lloro, que vos no me veas llorar muy seguido es una cosa, pero sí lloro....Escuchá, estaba en un casamiento…. no sé por qué, pero se casaba mi vieja, se había hecho un rodete en el pelo y tenía puesto un vestido violeta, no sé, un strapless espantoso. Se casaba con el Puma Rodríguez, que sé yo, en los sueños uno mezcla, tratá de hacerte la imagen…No sé, será porque lo ponen en todos los casamientos, bueno los de antes, o porque mi papá lo odia. Viste que mi viejo es pelado y el Puma es muy peludo, cada vez que lo ve por la tele lo re putea. Bueno, la cosa es que llegaba el momento del ramo y yo cerraba los ojos, porque no quería saber nada, pero los cerraba con fuerza, hasta creo que dormida los cerré más fuerte, no quería mirar, no quería abrir más los ojos. Un estado muy raro el mío, entre vergüenza, ganas de gritar y salir corriendo, todo junto. Pero al rato me animé. Abro los ojos y tenía un ramo de margaritas en mis manos y como veinte fotógrafos me disparaban flashes como si fuera famosa, horrible, todos aplaudían y atrás mi vieja feliz avisándole a todo el mundo que a su hija le tocó el ramo. Mucho miedo, no podía respirar, sí te juro, piel de gallina mojada. Horrible, no podía estar parada y lo peor es que todos pensaban que era de emoción, porque nadie me ayudaba. Después aparecía mi papá y me levantaba, me levantaba y me sentaba en los hombros y me llevaba a dar una vuelta por el salón mientras todos seguían aplaudiendo. Y yo, ahí sentada en los hombros de mi viejo con unas margaritas en la mano…

Pausa.

Rarísimo. ¿Vos decís? Porque miedo al casamiento no tengo... Sí, qué se yo, el compromiso o el casamiento es más o menos lo mismo, implican cierta responsabilidad. Creo que le tengo miedo a enamorarme. Sí, a enamorarme y a desenamorarme. A eso le tengo terror. Como me pasa siempre… No sé si estuve enamorada alguna vez. Bueno, con Guille, con Guillermo creo que sí. Es horrible lo que estoy diciendo… Te lo digo en serio. Capaz que todavía no me enamoré, o no me di cuenta, qué feo eso... Sé diferenciar estados más simples. Cuando tengo hambre, cuando estoy enojada, cuando tengo frío. Pero en el amor, hay días, hay tardes, hay noches… De ningún lado saqué eso. Influye todo. Detalles, movimientos, gestos, actitudes y… No sé, no es fácil. Cuando creo que me gusta alguien, que realmente me enamoré, me enrosco y le encuentro millones de cosas lindas, es perfecto. Pero pasan unos días y de repente no me gusta como mueve un hombro o como pronuncia Septiembre, o como se ata los cordones y todo lo dulce se me va al carajo… ¿Con Ramiro? Con Ramiro no sé, es otra cosa. Tiene ese brillito inocente que tiene la gente que no es de acá, que por un lado me atrae y me vuelve loca y por el otro me confirma que no es la persona que tiene que estar conmigo. O capaz me equivoco. Pero para salir está bien, es lo que hay, nos divertimos, qué se yo, pero sé que es eso, nada más. Me da un poco de intriga Estela, pero de chusma…No, no importa, después te cuento ¿Lu? Nada, pensé que no me estabas escuchando. ¿Vos estás bien?

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