viernes, 20 de junio de 2008

particular.

Mi mamá me dijo que no me van a editar el libro y me consiguió un trabajo en la otra cuadra. Voy lunes, miércoles y viernes a ayudar a Santiago con los deberes. Mi mamá les dijo a sus papás que yo estudié muchísimas cosas, y lo de los premios que gané y que el año pasado hice hockey. Santiago tiene 5 años, es hijo único y su papá es carnicero desde el 97. La mamá no sé bién qué hace, se viste como secretaria, ella es la que me paga, los domingos me paga, me hace ir especialmente para eso. Los lunes y miércoles está la empleada y la mamá. La madre mucha paciencia no le tiene a Santiago. "Nunca una manualidad vos" ó "nunca elegante vos" ó "nunca un deporte vos" ó "nunca una gracia vos", ó "nunca un talento vos, parecés hijo de la empleada” . La empleada se hace la que no escucha, pero está ahí. Le dicen Nor… pero no se cómo se llama, y me trata muy bien, me ofrece café con leche, tostadas con mermelada, si alguna se le pasa me la raspa con el cuchillo, algunas oreo bañadas o alfajores milka y también me dice que me puede exprimir un jugo de naranjas. Pero cuando voy los viernes y no está la madre es otra cosa. “Enseñelé al niño, que para eso le pagan” me dice y cierra la alacena con todo. Se pone a limpiar la mesa con lisoform justo cuando estamos haciendo los problemas de matemáticas, se hace la que le apunta mal y me lo tira para donde estoy yo a propósito. Apenas llego apoyo mi campera en la silla y ella con los guantes de plástico puestos la agarra de la capucha y la revolea al futón. Me roza el brazo con el trapo húmedo y nunca me pide disculpas.
Santiago está en una etapa engañosa, le disfrazan todas las cuentas, le dan consignas mala leche. El otro día le dieron un problema que decía cuál es la diferencia entre 4500 y 3700, y él respondió que el primero era mayor. Él se tiene que avivar que es una resta, o le ponen cociente y no le ponen división. Lo que le está costando es la interpretación de los problemas. Llega a hacer todo el ejercicio pero no se da cuenta cuál es la respuesta, pobre tiene 5 años. Sabe hacer las sumas, pero no sabe para qué las hace. A veces pasa el padre caminando, da unas vueltas por la mesa, anda por la casa con el cuchillo metido entre el pantalón y la camisa llena de sangre, con mucho olor. Por lo que Santi me explicó, interpreto que no la lava por cábala. “Hacé rápido las cuentas o hoy dormís con ésta”, le dice y se agarra la camisa. Y si no, lo amenaza con que se le va a poner de funda de su almohada. Hay muchos compañeritos de Santiago que me quieren conocer. Saben que yo uso ropa muy linda y que soy re piola, Santi cancherea un poco con eso, con que tiene un amigo más grande que lo ayuda con los deberes y entonces todos los nenes quieren conocerme y ser amigos míos. Cuando no le sale un ejercicio se va un rato al baño. Se encierra como media hora ahí y yo voy a ver qué pasa. Se ve todo desde afuera porque la puerta es de vidrio. Yo golpeo la puerta y Santiago me dice “estoy ocupado, en unos minutos salgo”. Pero yo lo veo que no está haciendo nada. Se pasa la media hora leyendo una frase que dejó escrita su papá en el espejo: “Corazón de carnicero no se mancha”. La empleada, que se hace la que justo tenía que limpiar esa parte, pasa cerca y me dice que no lo mire, que lo deje solo, que es su casa, que me ubique, que no sea atrevido. Me dice de todo. Yo respiro hondo, pienso en la casa de de Merlo, en mi mamá, en mi libro y me digo a mí mismo que Santiago es un trabajo.


lo escribió ignacio y mariel.

martes, 10 de junio de 2008

tres días de los 90.

Un día mi papá me despertó en medio de la noche, me pidió que levante la cabeza. El estaba convencido que podía manipular mi cuerpo sin que yo me despierte. Puso un billete debajo de la almohada y se llevó un diente. Yo lo vi.

Un día mi tía se enojó con el novio porque no le devolvía el paraguas. Lo obligó a ir al auto, que estaba estacionado muy lejos, a buscar el paraguas. Ya no llovía pero ella insistía. Cuando el novio llegó, ella le abrió la puerta y le tiró un vaso de agua en la cara. Para que vea lo que es mojarse. Yo lo vi.

Un día mi abuelo volvía de la finca. Tenía una F-100 roja con patente de otra provincia. Yo lo estaba esperando en la puerta de su casa. Cuando bajó a saludarme se le cayeron algunas cosas al piso. Lo ayudé a levantar las cosas y el alzó muy rápido un cassette. Era Avalancha de éxitos, de Café Tacuba. Yo lo vi.

sábado, 7 de junio de 2008

dicen que.

no se si todos los días se aprende algo nuevo, pero el jueves me enteré el significado de una palabra y todavía me dura la alegría de saberlo.

Telgopor: tela de goma porosa.

martes, 3 de junio de 2008

No.

El: ¿Hace cuánto?
Ella: Cinco años ya.
El: Contame más.
Ella: Dos hijos. Vicente y Ernestina.
El: Vicente. Le pusiste Vicente.
Ella: Se le ocurrió a él.
El: ¿Él…?
Ella: Juan Cruz. Juan Cruz tenía un abuelo que se llamaba Vicente y se murió hace poco y cuando nos enteramos que era nene, me dijo “nunca me gustó lo de repetir nombres en la familia, pero Vicente es un nombre hermoso”.
El: Vicente es un nombre hermoso.
Ella: Usó las mismas palabras. Por algo volvió a aparecer ese nombre, no se podía no llamar Vicente.
Pausa.
El: Juan Cruz, Vicente, Ernestina, seguramente habrá un gato dando vueltas, tenés el combo armado.
Ella: Es una familia como todas. No, justamente, no. Como todas no. Es mi familia. ¿Vos?
El: Yo también. También tengo mi familia. Estoy trabajando, estoy ...
Ella lo interrumpe.
Ella: ¿Estás bien?
Pausa.
El: No.