lunes, 21 de julio de 2008

julia también sueña.

....Estaba en un casamiento, no sé por qué, pero se casaba mi vieja, se había hecho un rodete en el pelo y tenía puesto un vestido violeta, un strapless espantoso. Se casaba con el Puma Rodríguez, tratá de hacerte la imagen…No sé, será porque lo ponen en todos los casamientos, bueno los de antes, o porque mi papá lo odia. Viste que mi viejo es pelado y el Puma es muy peludo, cada vez que lo ve por la tele lo manda a la mierda. Bueno, la cosa es que llegaba el momento del ramo y yo cerraba los ojos, porque no quería saber nada, pero los cerraba con fuerza, hasta creo que dormida los cerré más fuerte, no quería mirar, no quería abrir más los ojos. Un estado muy raro el mío, entre vergüenza, ganas de gritar y salir corriendo, todo junto. Pero al rato me animé. Abro los ojos y tenía un ramo de margaritas en mis manos y veinte fotógrafos me disparaban flashes como si fuera famosa, horrible, todos aplaudían y atrás mi vieja feliz de la vida avisándole a todo el mundo que a su hija le tocó el ramo. Mucho miedo, no podía respirar, sí te juro, piel de gallina mojada. Horrible, no podía estar parada y lo peor es que todos pensaban que era de emoción, porque nadie me ayudaba. Después aparecía mi papá y me levantaba. Me levantaba y me sentaba en los hombros y me llevaba a dar una vuelta por el salón mientras todos seguían aplaudiendo. Y yo ahí, sentada en los hombros de mi viejo con unas margaritas en la mano…

1 comentario:

ladelbosque dijo...

margaritas, q ordinaria